lunes, 25 de abril de 2011

Bajo capas y capas de huesos y aparatos respiratorios.

Mis palabras quieren cuerdas vocales, guardadas bajo capas y capas de huesos y aparatos respiratorios. Por eso, a menudo, intentan describir lo indescriptible. Acercarse y volar. Caminando, vértebra tras vértebra, por un sendero sinuoso que parece no conducir a ninguna parte. Qué típico,¿no te parece? Sin embargo, no va a haber una cabaña al final del camino, ni un claro en medio del bosque, ni un oasis en el desierto, ni una cueva en la que guarecerse de la lluvia. La magdalena está caducada y mohosa, el recuerdo de lo que eras antes se convierte en una muda vacía. Un exoesqueleto que te recuerda que tu vida ha sido un esperpento, y buscas a tientas algo más. Tú buscas algo parecido, ¿verdad? Creo que tus pupilas gritan por ascender, por reclamar de la lluvia lo que es tuyo. Al menos es lo que me decía aquel parpadeo vibrátil, entre tantas respiraciones entrecortadas (mías). Por cierto, últimamente me falta la respiración. Pero no es porque me vaya muriendo poco a poco. Debe de ser por el placer de leer y ver otros pulmones, de saber que comparto otro aire. Si te da la gana, di que es como un metrónomo o un marcapasos. Pero no es verdad, estos latidos no son regulares, no son un autómata, ni una máquina. Están desacompasados, desafinados, fuera de cualquier partitura, sumidos en un caos voluntario. E inmejorable. Mi tráquea está abierta, quiero dejar entrar este olor a lluvia, a palabras, a vida

2 comentarios:

  1. Me alegro de haber entrado aquí, de seguirte, de haber leído esto. Escribes realmente bien.
    Un beso (con.aroma.a aire.puro)

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  2. no sé cómo haces para encontrar las palabras perfectas... (quiero olor a lluvia)

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